32 min.
Imágenes: Albert Alcoz
Durante un periodo de confinamiento prolongado mirar por la ventana puede convertirse en un ritual. Observar el vecindario contemplativamente transmite la posibilidad de un espionaje fantasioso que evoca escenas de largometrajes de ficción. A lo largo de la declaración del estado de alarma los terrados de un barrio residencial de Barcelona son testigo de actividades variopintas. Rastrear una panorámica de los edificios, encuadrar los vecinos con teleobjetivo e invocar una comunicación a distancia son gestos que reflejan la incertidumbre del momento.
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