2 de junio de 2008
KINETIC LANDSCAPES
Jueves 12 de junio, National Gallery of Ireland
(Márgenes) Spanish art and experimental cinema
La Playa, de David Domingo (2001)
Vivid Obedientes, Vivid, de Hugo Cornelles (2005)
Pentland’s, de Patrick Danse (2007)
Wien – Tagebuch (Diari de Viena), de Cristina Giribets (2007)
Todo tiene su fin, de Armand Rovira (2005)
Fragmentos, primera impresión en S8, de Oriol Sánchez (1999)
Texas Sunrise, Lluis Escartín (2002)
Siete vigías y una torre, Manuel Asín (2004)
La representación paisajística en el campo de la pintura ha sido uno de los temas que se han considerados como menores a lo largo de la historia del arte occidental. Es a partir del Romanticismo cuando los artistas capturan la esencia de la naturaleza y expresan el poder evocador de esas visiones desde posturas eminentemente subjetivas. La mirada trascendente del pintor ante espacios naturales extremos deja paso al estudio lumínico de entornos civilizados con la llegada del impresionismo. Mientras tanto la fotografía otorga una importancia al paisaje inédita en el ámbito artístico hasta ese momento. La posibilidad de documentar entornos lejanos, algunos de ellos inhóspitos, le da un valor añadido que la cinematografía configura plenamente gracias a la capacidad por capturar el movimiento y reconfigurar el tiempo. La representación paisajística en el terreno fílmico destaca en el campo de las primeras vanguardias con autores europeos como Joris Ivens o Alexander Dovjenko y norteamericanos como Herman W. Weinberg o Robert Flaherty. Las vistas de esos espacios naturales son sólo una muestra de las innumerables ramificaciones que admite la idea del paisaje. Las sinfonías urbanas es una muestra de ello. El paisaje de la metrópolis se acelera hasta elaborar un ritmo dinámico done las imágenes se yuxtaponen y se encadenan hasta romper la perspectiva tradicional y las relaciones espaciales de los elementos que forman las composiciones. Dziga Verov, Walter Ruttman, Paul Strand y Charles Sheeler son algunos de los directores que producen una obra cinemática, que se desplaza acorde con las sinergias de la gran ciudad.
El programa Kinetic Landscapes defiende la idea del paisaje como un tema visual que admite tanto la naturaleza como la urbanización. El campo y la ciudad van intercambiando el protagonismo en cada una de las piezas audiovisuales presentadas. Pero en cada una de ellas la percepción de los espacios naturales y de los lugares urbanizados varían en función de las miradas y las inquietudes de los autores. El programa alterna estructuras que experimentan formalmente con el formato super 8, mediante las práctica del frame by frame, con otras muestras que por su naturaleza se acercan más al formato documental y al ensayo. Así La Playa de David Domingo condensa un día de playa en poco más de un minuto desde un punto de vista prácticamente cenital, mientras Vivid Obedientes, Vivid de Hugo Cornelles se centra en la velocidad de los transportes públicos, los lugares de tránsito de la ciudad y el ansia por la videovigilancia. Pentland’s de Patrick Danse se sirve de los versos de un poema inglés para documentar un espacio montañoso progresivamente oscurecido. Wien – Tagebuch (Diari de Viena) de Cristina Giribets traza un recorrido en primera persona por la capital de Austria mediante filmaciones y refilmaciones que desvelan travellings y visitas culturales, mientras esconden estados de ánimo. Todo tiene su fin de Armand Rovira es un juego subversivo de imágenes donde la presencia paisajística queda relegada a un segundo plano, al entorno de un monasterio románico. Fragmentos, primera impresión en S8, de Oriol Sánchez expone un viaje hacia tierras andaluzas hecho con perseverancia, sensibilidad y oficio. Cada fotograma queda convertido a un sólo plano. Las continuidades que se suceden entre ellos dibujan un paisaje frenético que la percepción de cada uno acaba de elaborar. Texas Sunrise de Lluis Escartín es un monólogo tremendamente lúcido de un vagabundo norteamericano al que el realizador da voz. Imágenes de no-lugares, de espacios vacíos y abandonados del sud de los Estados Unidos ilustran el discurso, redefiniendo el espacio público. Siete vigías y una torre de Manuel Asín cierra la sesión con un planteamiento metódico que viene a documentar las esculturas al aire libre del escultor vasco Jorge Oteiza. El dispositivo utilizado para revelar la fragilidad y la fuerza de las piezas escultóricas resulta ser el del encuadre estático realizado a lo largo de todo un día, con la ayuda de los intervalos de tiempo.
(En la imagen: Fragmentos, primera impresión en S8, de Oriol Sánchez)
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