En una exposición recientemente organizada por el Museu del Cinema, Col·lecció Tomàs Mallol de Girona, se homenajeaba el primer proyector infantil de dibujos animados, el llamado CINE NIC. Este juguete, creado en 1931 por los hermanos Nicolau Griñó, partía de una serie de principios muy básicos herederos de la linterna mágica, para proponer una animación incipiente, hecha de ilustraciones y textos sobre papel vegetal.
En los VI Premis de Barcelona de Cinema celebrados el día 5 de diciembre en el Liceu se pudo ver una simulación de una proyección sonora del CINE NIC (en la que aparecía el Gato Félix), fragmentos de películas de los pioneros Delmiro de Caralt y Fructuós Gelabert, y las presencias de Jacint Esteva y Daría Esteva en El Encargo del Cazador (1990) de Joaquín Jordá, de Serena Vergano y Luis Ciges en Dante No Es Únicamente Severo (1967) de Jordá y Esteva, de Fernando Fernán Gómez en Vida en Sombras (1949) de Llobet Gràcia y de Antonio Gades bailando en Las Ramblas en Los Tarantos (1962-63) de Rovira Beleta. Muestras de un cine hecho en Catalunya con criterio, riesgo y sensibilidad.
La muestra contó con el habitual parlamento -reiterativo y cansino- de Pere Portabella sobre Viridiana de Buñuel y Los Golfos de Saura, el de Manuel Huerga (!quién te ha visto y quién te ve!) cediendo el premio de mejor película a Cesc Gay por Ficció, el de los directores del mejor documental concedido a Can Tunis y poco más. El aire decadente que se respiró en la gala vino marcado por las continuas críticas a los presupuestos cinematográficos y por el lloriqueo de la gente de la industria ante la falta de subvenciones, ayudas y recursos para levantar largometrajes, así como por la progresiva disminución de público en las salas del cine. (El Cine Ha muerto! Viva el Cine!)
Que la mayoría de premios se otorgaran a El Orfanato y a Ficció dice mucho del acomodo en el que todos se sitúan. 53 días de Invierno y Yo podrían haber cosechado premios del todo merecidos, en los ámbitos de interpretaciones, guión, montaje y dirección, pero parece ser que no van por ahí los tiros. Al final, la sensación de lamentación por la inexistencia de una industria sólida, dio lugar a una cierta vacuidad que no creo que tenga mucho que ver con el ferviente momento que se vive en el mundo del audiovisual en Catalunya (esas prácticas en auge dedicadas al documental y al cine experimental). ¿Para qué sirven producciones como la de El Coronel Macià? ¿A quién favorece que Belén Rueda se lleve el premio como mejor actriz por El Orfanato? ¿Qué demonios hace un film sobre Lluís Llach en el apartado de mejor documental? ¿Por qué sólo se escucharon como nominados una decena de largometrajes a lo largo de la velada? ¿Es este el cine que representa la ciudad de Barcelona en el año 2007? ¿Hay alguien más ahí?
(En las imágenes Dante No Es Únicamente Severo y Vida en Sombras)